La revolución financiera: los desafíos del modelo de pagos digitales en Chile

Las billeteras virtuales han entrado de lleno en nuestra vida cotidiana en estos últimos años.

Billeteras virtuales, códigos QR y tarjetas de prepago han entrado de lleno en nuestra vida cotidiana en estos últimos años. Los avances de la tecnología, junto a la nueva Ley de Medios de Pago y una potencial transición a un modelo de cuatro partes, han llevado a que nuevos actores entren a la industria, aumentando la competencia entre ellos y permitiendo que más personas accedan a productos financieros.

Neat, Khipu, Mach y Mercado Pago son solo algunas de las nuevas formas de pago que han surgido en el país gracias a los avances de la tecnología, donde el uso de los celulares ha pasado a ser parte de la nueva ecuación de gastos. Estas nuevas tarjetas de débito, plataformas online y compras a través de códigos son realidad, en gran parte gracias a la nueva Ley de Medios de Pago de 2016, que permite que instituciones no bancarias emitan y operen medios de pago con provisión de fondos.

Lo anterior, en un contexto donde se suma la salida de Banco Santander de Transbank a finales de 2018 y el surgimiento de nuevos competidores como Multicaja y Compraquí, lo que ha llevado a que se inicie la discusión de implementar un modelo de cuatro partes, donde además de existir un adquirente, comercios y bancos que es el modelo actual de tres partes, se añaden las grandes marcas de tarjeta de crédito o débito, como Visa, Mastercard o Amex.

Al respecto, los especialistas advierten que si bien el ingreso de nuevos actores al sistema favorece la competencia, no necesariamente implicará menores costos. Esto, explican, porque el modelo de cuatro partes no tiene una hoja de ruta definida aún.

“La transición al modelo de cuatro partes no se está dando en forma ordenada. Hoy, la ciudadanía sigue esperando la carta Gantt que debió construir el Gobierno, con su respectivo análisis de riesgos y mitigadores, para que la migración se logre en tiempos y forma exitosa”.

Ángel Sierra
Director Ejecutivo FinteChile (Asociación Empresas Fintech)

Y es que sin regulación del Gobierno, aseguran los expertos, es más probable que un nuevo modelo perjudique los costos tanto para los comercios como para los clientes finales. Esto, debido a las tasas de intercambio que cobran los principales emisores de tarjetas a las instituciones bancarias.

‘La experiencia internacional muestra que es necesario regular lo que se conoce como tasa de intercambio, que corresponde al monto por operación de pago que recibirá el emisor de la tarjeta con que se realiza el pago, que puede ser un banco u otra institución financiera. Hay mucha evidencia para afirmar que si la autoridad en Chile no regula las tasas de intercambio, estas serán más caras que lo que hoy le está pagando Transbank a los bancos emisores en Chile’, advierte Roberto Opazo, gerente general y cofundador del servicio de pago Khipu.

Actualmente, las tasas que Transbank le cobra a cada comercio nacional son dictadas bajo un plan aprobado por el Tribunal de Libre Competencia.

Marcela Vera, académica de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago de Chile, concuerda con esta visión y asegura que ‘mientras los nuevos actores creadores de medios de pago se instalen sin incentivos o condiciones para competir y con escasa regulación estatal sobre la tasa de intercambio que cobran en cada transacción, es claro que los precios no bajarán y, muy por el contrario, estos tenderán a afectar las decisiones de compra de los consumidores en el mercado’.

Los especialistas coinciden en que un modelo de cuatro partes es necesario, porque permite que entren nuevos actores y promueve la competencia. Pero también aseguran que la tecnología es clave para generar mejores productos que estimulen la economía. ‘En paralelo a esta migración de modelo, el país debería avanzar en convertir la agenda tecnológico-financiera en una política de Estado. Bastante se ha hablado de convertir a Chile en un hub financiero regional, pero lamentablemente eso no se podrá lograr si no hay tecnología. Un buen punto de partida es la creación de una ley fintech integral —tal como lo hizo México— que dé paso a lo que está sucediendo en los grandes polos financieros del mundo’, señala Ángel Sierra.

Un contexto de múltiples actores

A la par de la migración de modelo de tres a cuatro partes, han ido surgiendo en el país nuevos sistemas digitales y billeteras virtuales para costear los gastos de vida.

Uno de estos es Neat, plataforma de pago diseñada para pagar arriendos y gastos comunes a través de tarjetas de crédito. ‘Con nuestro sistema solucionamos, principalmente, un problema de flexibilidad y manejo de caja. Además, ayudamos a disminuir el no pago de este tipo de cuentas, junto con ofrecerles a nuestros usuarios la posibilidad de maximizar los beneficios asociados a sus tarjetas de crédito’, señala Nicolás Chacón, cofundador de Neat.

Así como esa, existen herramientas de pago variadas. La plataforma Khipu, por ejemplo, entrega soporte digital para realizar cobros en páginas web, basándose en la automatización de transferencias. También está Vita Wallet, creada por venezolanos, que permite enviar y recibir dinero entre Chile y el extranjero, en formatos de billetera virtual en peso chileno, dólar o bitcoin. ‘Los proveedores actuales, además de ser caros, tienen tiempos de respuesta extremadamente lentos y sobre todo trámites en papel’, explica Moisés Zambrano, Chief Business Officer de Vita Wallet.

La plataforma Flow, por otro lado, permite, entre otras cosas, integrar botones de pago en páginas web con e-commerce, de manera fácil y sin necesidad de saber programar en código. Así, aseguran desde la firma, permiten que sus clientes puedan vender en internet de manera simple y percibir los flujos al día siguiente.

El mundo prepago

Otro modelo que ha ido tomando fuerza en Chile es el de las tarjetas de prepago y soluciones digitales de pago con el dispositivo móvil. Estas herramientas buscan la inclusión financiera, permitiendo cancelar por internet sin tener una tarjeta de crédito, que muchas veces tiene limitaciones de acceso.

Una de las más conocidas a nivel latinoamericano es Mercado Pago, con presencia en siete países. En 2019 lanzaron su sistema de cuentas digitales a través de los teléfonos, permitiendo pagar con un código QR. ‘La democratización del dinero está en dar acceso a instrumentos financieros a quienes hoy no lo tienen: es momento de permitir que nuevas propuestas florezcan y tomen la escala para seguir incluyendo a más personas desatendidas’, señala Matías Spagui, director de Mercado Pago.

Otra de las opciones virtuales consolidadas en Chile es MACH, que partió como una app para hacer pagos entre números de teléfono y hoy tienen tarjeta de prepago digital y física. Para su gerente general, Ignacio Larraín, la intención es democratizar el acceso a servicios financieros de calidad. Por eso, dice, solo es necesario tener un RUT chileno y ser mayor de 18 años para acceder al producto.

Desde Coopeuch sacaron la tarjeta Dale Coopeuch, materializada a través de la adquisición de una fintech. ‘Damos cabida a todos quienes están detrás de un nuevo negocio, a los recién salidos del colegio y también a los extranjeros, brindando acceso a productos o servicios en el comercio internacional‘, comenta Rodrigo Silva Iñiguez, gerente general de la cooperativa.

“Mientras los nuevos actores creadores de medios de pago se instalen sin incentivos o condiciones para competir y con escasa regulación estatal, es claro que los precios no bajarán”.

Marcela Vera
Académica Usach

“La transición al nuevo modelo no se está dando en forma ordenada. Hoy, la ciudadanía sigue esperando la carta Gantt que debió construir el Gobierno”.

Ángel Sierra
Director Ejecutivo FinteChile

El año pasado se comenzó a discutir en Chile la implementación de un modelo de cuatro partes, donde existe un adquirente, comercios, bancos y se suman las grandes marcas de tarjetas de crédito o débito.

Fuente: El Mercurio.

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